miércoles, 14 de abril de 2021

“EL EXPRESO DE MEDIANOCHE” (1978)

 


Ficha Técnica:

Titulo original: “Midnight express”

Año: 1978

País: Reino Unido / USA

Duración: min. Director: Alan Parker

Guión: Oliver Stone

Producción: Peter Guber, Alan Marshall y David Puttnam


Fotografía: Michael Seresin

Música: Giorgio Moroder


Montaje: Gerry Hambling.


Reparto: Brad Davis, Irene Miracle, Bo Hopkins, Paul L. Smith,  Randy Quaid, John Hurt, Paolo Bonacelli, Norber Weisser.


Sinopsis: Un joven estudiante llamado Billy Hayes es capturado en un auropuerto de Turquía cuando trataba de sacar cierta cantidad de hachís del país para venderla en su USA natal. Tras ser ingresado en prisión comienza su calvario dentro de un sistema penitenciario inhumano y en un ambiente de degradación física y moral absoluta. La supervivencia y la cordura se tornarán una prioridad ante los abusos y la violencia de la que tanto él como sus nuevos amigos serán objeto.


Crítica:

La mítica en torno al título:

“El expreso de medianoche” (Alan Parker. 1978) es uno de esos títulos míticos y sempiternos dentro del subgénero del drama carcelario. Su aura y fama le preceden desde básicamente el mismo momento de su estreno allá por finales de los años 70, y lo cierto es que es un film que ,pese a haber sido estrenado hace más de 40 años, se mantiene como un film perennemente impactante y con temas universales que siempre están de actualidad. Fue tal el impacto que la película generó en su aparición que se lo considera aún a fecha de hoy como un título “non grato” y verdaderamente polémico en determinados países, llegando a generar casi conflictos de índole social debido al brutal dibujo que hace del sistema penal y penitenciario de los turcos.  


 Pero vayamos a la fuente misma, y al germen que dio lugar a la historia: Hacia el año 1970 un joven americano llamado Billy Hayes trata de sacar droga de Turquía durante un viaje post estudios y resulta preso en el pais. Allí permanecerá hasta que logra fugarse en 1975. Posteriormente escribirá un libro basado en sus avatares carcelarios en ese pais y este será llevado al cine en 1978 con guión del por aquel entonces novato pero prometedor guionista Oliver Stone, directamente basado en las páginas del libro autobiográfico de Hayes. Vemos que aquí, curiosamente y de manera contraria a muchos otros casos, el nombre del protagonista queda tal cual es en la vida real y no se trata de disimular u ocultar su verdadera identidad, en lo que parece un verdadero manifiesto de autenticidad. Aunque el propio Billy Hayes de la vida real reconocería más tarde que algunos de los pasajes más salvajes de su libro fueron exageraciones o magnificaciones de lo que en realidad sucedió. En el film por tanto aparecen igualmente determinadas incorrecciones o sucesos que no se ajustan a la realidad objetiva de lo que ocurrió en su momento. Un ejemplo de ello es la muerte del maligno carcelero Hamidou, que en realidad no resultó muerto en un enfrentamiento con Hayes sino que fue asesinado por un antiguo convicto que se vengó de él por los malos tratos recibidos en la cárcel, y el cual lo mató a tiros cuando este se encontraba en un bar.  


 En un principio y según parece se barajaron otros nombres antes del de Parker para hacerse cargo de la dirección de la cinta. Uno de ellos fue Ken Russell , quien en aquellos momentos estaba ocupado en otros menesteres , por lo que declinó la oferta. Otro de los directores a quienes se ofreció el proyecto fue a Michael Cimino , pero también estaba inmerso en plena producción de su gran obra maestra “El cazador” (1978). Finalmente las circunstancias hicieron que el proyecto cayese en manos de Parker, director heredero de la conocida como “generación del videoclip” quien venía de dirigir “Bugsy Malone” (1976) , amén de algún telefilm y diversos cortometrajes. Parker, antes de comenzar el rodaje decidió escribir una carta a todos los miembros del equipo para que esta sirviera como “declaración de intenciones”. En ella, el británico afirmaba que pretendía realizar un film carcelario crudo, directo y sin concesiones. Nada de héroes ni de momentos demasiado excelsos o gloriosos.  


 El actor-protagonista Brad Davis fue seleccionado personalmente por Parker después de haber audicionado a “practicamente todo actor joven estadounidense que se había cruzado en su camino en aquellos días”. El retrato que Davis hace de Billy Hayes es realmente desgarrador, rozando por momentos el patetismo. Con un evidente ejercicio de interiorización , y llevando al personaje a los extremos, pasando por casi todos los estados de ánimo posibles. Padeciendo la violencia y ejerciéndola en otros, cuando las circunstancias le llevan a ello, en un verdadero ejercicio por la supervivencia.  



Una evasión con nombre de tren:

El film engancha ya desde los primeros fotogramas con Billy preparando el “transporte” de numerosas tabletas de hachís que se adosa al cuerpo antes de dirigirse al aeropuerto. Ya allí sufre diversos momentos de tensión en los que sospechamos que va a ser descubierto en cualquier momento. Y es que si hay un sentimiento constante que transmite la película es el del desasosiego, el nerviosismo y la inseguridad. En todo momento sospechamos que el siguiente peligro que se le va a presentar a nuestro protagonista es palpable , y se encuentra a la misma vuelta de la esquina. Así pues , tras pasar un par de controles iniciales , mientras va a subir al avión con su novia y el en último momento una última inspección de índole anti-terrorista hace que Billy sea descubierto con toda la droga encima . “Elegiste un mal momento para marcharte Billy, en estos días ha habido varios atentados en aviones y hay mucho control” , le dirá más tarde otro de los personajes de la trama. Y así la mala suerte hace que Billy de con sus huesos en un calabozo de mala muerte donde conoce al desagradable Rifki , y donde por coger una manta ya le son propinados los primeros malos tratos en una escena bastante desoladora.   


 Comienza la burocracia y el tema judicial con cónsules y abogados para gestionar el caso de Billy y poder sacarle de la cárcel sin demasiada demora. Al principio se lo pintan bien, o al menos no muy mal, con cierto optimismo dentro de la gravedad del caso. Pero conforme va pasando el tiempo la verdadera naturaleza de la situación se va tornando más oscura y desesperanzadora. De esa manera y tras un primer juicio, nuestro protagonista es sentenciado a 4 años de reclusión. 

 Billy adopta inicialmente una posición de sumisión y de obediencia, y por consejo de su padre y abogado trata de mantener un perfil bajo. Va viviendo su vida en la cárcel, acostumbrándose a su rutina y familiarizándose con sus gentes y costumbres, algunas de las cuales ,como no podía ser de otro modo resultan ser realmente crueles. En ese ambiente será testigo de como funciona el sistema de ese país desconocido para él y va haciéndose una idea de las probabilidades de supervivencia en ese lugar hostil. La “venganza turca” , por ejemplo es un método por el cual los convictos turcos ajustan cuentas con otros reclusos sin arriesgarse a que su condena sea endurecida, y el cual consiste en apuñalar los gluteos o piernas de su víctima, siempre por debajo de la cintura y en lugares dolorosos pero no mortales. De esa manera , no pueden ser acusados de intento de asesinato..  


 Uno de los momentos más memorables de la historia es la escena del castigo a cuatro menores con los hijos del carcelero delante como testigos. En ella y debido a un abuso sexual en el pabellón de los menores (si, niños y adultos comparten espacios carcelarios con cierta frecuencia) los cuatro infantes más conflictivos son elegidos y casi por azar , castigados con duros golpes en las plantas de los pies como represalia . La parsimonia y frialdad con la que Hamidou , el guardia (magistralmente interpretado por el actor americano Paul Smith) , ejecuta los maltratos y castigos sobre los presos es tan patente que hiela el alma.

Dentro de la prisión Billy solo tiene tres amigos: Max ( un heroinómano frágil y descuidado de escasas luces aunque de buen corazón), Jimmy (un preso con cierta bipolaridad en el comportamiento ,obsesionado con fugarse) , y Tex (un tranquilo presidiario con la cabeza bastante bien amueblada , sensato y calmado, de ciertas tendencias homosexuales) . Ellos son el único punto de apoyo de Billy y junto a algunos de ellos realiza varios intentos de fuga , todos infructuosos , que no obstante le ayudan a mantener la cordura y la esperanza.  


 Un nuevo golpe es sufrido por Billy cuando el cónsul le comunica que se ha apelado su sentencia y ahora piden la cadena perpetua. En dicho momento algo en su mente hace click y toma conciencia de que la única salida es escaparse por todos los medios posibles y la supervivencia se torna más importante que nunca. En una de las escenas clave y durante un diálogo Max le confiesa a Billy durante uno de sus momentos de lucidez que la única forma de salir de allí es “El expreso de medianoche” , que no es un tren , sino la manera en que ellos dentro de su jerga carcelaria denominan a la fuga. Tras diversas vicisitudes Billy es llevado a la zona de enfermos mentales tras un salvaje ataque contra Rifki al cual deja malherido, lo cual paradógicamente al final le lleva a poder planear un último intento de fuga para pasar hasta Grecia y de allí conseguir la libertad.  

Filosofía sobre el castigo:

Quizás uno de los puntos más interesantes del film es el de la manera en como este actúa como un verdadero revulsivo social en lo referente a lo que se considera punible y los motivos de ello. ¿Hasta que punto es un castigo justo y equitativo con respecto al crimen cometido? Esto se refleja tremendamente bien en la escena del segundo juicio en donde se debate la perpetua para Billy. Cuando a este le toca hablar reflexiona en voz alta frente al juez sobre como es una sociedad la que marca las pautas de la moral y no al revés...En como algo se considera cuestionable porque la mayoría asi lo decide y no porque realmente el acto en sí encierre nada intrínsecamente malo per se.

Y es que como el propio Hayes dice “No se puede meter a todo el mundo en la cárcel” , y por eso hay que seleccionar qué actos castigar y cuales no. En ese sentido este film podría ser todo un objeto de apertura de debate en facultades de derecho de la misma manera que lo son por ejemplo filmes como “Vencedores y vencidos” o “Sabotaje “ de Hitchcock , porque la película encierra un discurso muy claro y a la vez muy interesante y que da pie a filosofar. Por ejemplo el personaje de Rifkin siempre se sale con la suya no porque goce de la simpatía de los carceleros ni nadie dentro de la cárcel (muy al contrario todos le detestan) sino que es respetado porque posee más dinero que el resto, lo cual le hace subir de estatus en un lugar donde reina la miseria física y moral.  


 Otra de las conclusiones que parecen sacarse de su discurso es que la cárcel no sirve (al menos en el caso que nos ocupa) para reinsertarse. El brutal sistema de las prisiones de determinados países no poseen esa función “rehabilitadora” del preso y tan solo cumplen con el papel de desquite social y el castigo cruento. Apartar a los que no se considera útiles de la vida social y abocarlos a la miseria atroz sin la intención de mejorarlos como personas , sino todo lo contrario. Una vez más las divagaciones del protagonista son reveladoras en ese aspecto cuando encarándose al fiscal esgrime el hecho de que el nivel moral de una sociedad debería estar basado en su capacidad de perdón y no en su potencial para castigar a los individuos sin piedad. Aunque como él mismo reconoce, tratar de que ciertos individuos entiendan algo así sería “como pedirle a un oso que defeque dentro de un retrete” . Y son realmente esos momentos en los que Alan Parker decide recrearse más y más en ese pesimismo que invade su película y que solo parecen disiparse al final de la misma y en los últimos instantes, como si tratase de mantener a los espectadores acogotados con una manos en la garganta para obligarlos a meditar sobre lo que están viendo hasta que decide soltarlos y dejarles respirar una bocanada de aire.  


 “El expreso de medianoche” supuso un film verdaderamente polémico en su estreno, al ser considerado por muchos como una especie de ataque contra Turquía y su sistema judicial, llegando a suponer un trauma a muchos niveles y que hizo temer incluso que el turismo a dicho pais se redujera drásticamente por verse el público horrorizado ante el retrato atroz y despiadado que se hacía de la nación, y que además estaba de hecho basado un un suceso real.


Título básico del cine carcelario:

Los 70 fue una década que dio , al menos tres o cuatro obras maestras del cine carcelario. Tras la magnánima e igualmente imperecedera “Papillón” (1973) de Franklin J. Schaffner , probablemente el título que nos ocupa sea el más representativo del subgénero dentro de esa década. Y lo cierto es que pese a contar con un antecedente casi directo tan potente y exitoso, “El expreso...” es capaz de imponerse con un carácter y tono propios que la hacen merecedora de todo el culto y fama que ha ido generando a lo largo del tiempo y hasta hoy día, donde la sola mención de su título dará que hablar seguro entre los aficionados al cine.

De hecho no sería seguramente exagerado afirmar que este título del que hablamos marcó un punto de inflexión en cuanto al todo del cine carcelario y que de alguna forma, ya fuera de manera consciente o no, fue seguida por otros realizadores con posterioridad a lo largo del tiempo. No podemos saber si filmes como “La milla verde” (Frank Darabont. 1999) ó “Cadena perpetua” (Frank Darabont. 1994) – Esta última considerada ampliamente por muchos como una de las mejores películas de todos los tiempos – serían lo que son de no haber tenido un precedente como este que inspirara muchos de sus pasajes y el tono de algunos momentos, pero lo que sí es seguro es que la sombra de “El expreso de medianoche”, como la del ciprés , es alargada , y podemos ver su influencia reconocida en muchos títulos que le siguieron , tales como “Brubaker” (Stuart Rosenberg. 1980) ó “Fuga de Alcatraz” (Don Siegel. 1979) , algunas de las cuales trataban de superar el impacto de esta, mientras que otras sencillamente bebían de aquella para inspirarse de algún modo en su imaginario.


Para el recuerdo nos quedan escenas icónicas, como el del primer y lastimoso intento de Billy de escapar de la situación tras tratar de inculpar al taxista y correr por las calles de Estambul para ser sorprendido pistola en mano por su homónimo americano. Todo al ritmo paranoico y pegadizo de la pieza “The Chase” de Giorgio Moroder en su versión más “light”, eso si. O el brutal arrancamiento de lengua del chivato Rifki , como represalia y al cual Billy ataca en medio de un brote de ira y locura tras presenciar una gran injusticia , colmando esto el vaso de su ya trastocada y frágil mente.  







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